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¿Qué es la mitigación climática y la adaptación climática?

Hay dos corrientes para abordar el cambio climático.

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Mitigación y adaptación son hoy dos formas de afrontar la lucha global en la que estamos inmersos, pero ¿cuáles son? ¿Son complementarios o mutuamente excluyentes? ¿Podemos nosotros, como individuos, involucrarnos?

El clima extremo, las olas de calor, las marejadas ciclónicas, las sequías y las inundaciones ya no son algo que está por venir, sino una realidad. La Tierra ya ha aumentado su temperatura en 1,1 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales, y desde 2016 se ha producido un compromiso global de las naciones para limitar el calentamiento global, preferiblemente, a 1,5ºC. La cuestión ya no es si debemos luchar contra el cambio climático sino cómo podemos hacerlo. Aquí es donde entran en juego los conceptos clave de mitigación y adaptación. El primero, la mitigación, abordando la prevención de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). El segundo, la adaptación, centrándose en preparar nuestro mundo para los impactos imparables del cambio climático. Si quieres saber más, únete a nosotros en este apasionante viaje para luchar contra el cambio climático.

¿Qué es la mitigación climática?

“La mitigación es como tomar medicamentos para prevenir una enfermedad”, afirma la científica atmosférica Dra. Katherine Hayhoe, para que podamos entenderlo. Cuando hablamos de mitigación, nos referimos a las acciones humanas para detener y reducir los gases de efecto invernadero (GEI). ) emisiones y frenar el ritmo del cambio climático.

Aunque pueda parecer grandilocuente, esto tiene aplicaciones sencillas, como el uso de energías renovables, aumentar la eficiencia energética o detener la deforestación. Se trata de cambios que conllevan acciones políticas y que son responsabilidad de nuestras administraciones, pero hay muchos otros pequeños cambios en el comportamiento de los ciudadanos que pueden contribuir a un esfuerzo global como gotas en el océano.

Seamos concretos. Según el [icon1] Programa de la ONU para el Medio Ambiente podemos adoptar nuevos hábitos como no desperdiciar alimentos, comprar localmente, consumir productos de temporada, vestirnos más conscientemente, evitar la moda rápida e incluso pequeños detalles como pensar si Realmente haría falta encender la calefacción o si sería suficiente con ponerse un jersey.

Todos estos son pequeños cambios que dan forma a nuestra vida diaria, pero sin duda deben ir acompañados de acciones globales significativas llevadas a cabo por nuestros políticos, la industria y el sector empresarial en general. Así lo ve Niklas Hagelberg, coordinador de Cambio Climático del PNUMA: “La emergencia climática exige acción de todos nosotros. Necesitamos llegar a cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050, y todos tenemos un papel que desempeñar. Nosotros, como individuos, debemos cambiar nuestros hábitos de consumo y presionar a quienes nos representan (nuestros empleadores, nuestros políticos) para que se apresuren a lograr un mundo con bajas emisiones de carbono".

Corra la voz:

Anime a sus amigos, familiares y compañeros de trabajo a reducir su contaminación de carbono. Únase a un movimiento global como Count Us In, cuyo objetivo es inspirar a mil millones de personas a tomar medidas prácticas y desafiar a sus líderes a actuar con más audacia en materia de clima.

Mantener la presión política

Presionar a los políticos y empresas locales para que apoyen los esfuerzos para reducir las emisiones y la contaminación por carbono. #ActNow Speak Up tiene secciones sobre presión política y acción corporativa, y Count Us In también tiene algunos consejos útiles sobre cómo hacerlo.

Transforma tu transporte:

Deje su automóvil en casa y camine o vaya en bicicleta siempre que sea posible. Si las distancias son demasiado grandes, elige el transporte público, preferiblemente opciones eléctricas.

Controle su uso de energía:

Cambie a un proveedor de energía renovable o sin emisiones de carbono. Instala placas solares, baja un grado o dos la calefacción, apaga electrodomésticos y luces y, mejor aún, compra los productos más eficientes. Aísle su loft o techo.

Modifica tu dieta:

Consuma más alimentos de origen vegetal: su cuerpo y el planeta se lo agradecerán. Hoy en día, alrededor del 60 por ciento de las tierras agrícolas del mundo se utilizan para el pastoreo de ganado y la gente en muchos países consume más alimentos de origen animal de los que son saludables.

Compre localmente y compre productos sustentables:

Para reducir la huella de carbono de sus alimentos, compre alimentos locales y de temporada. Ayudará a las pequeñas empresas y granjas de su área y reducirá las emisiones de combustibles fósiles asociadas con el transporte y el almacenamiento de la cadena de frío.

No desperdicies comida:

Un tercio de todos los alimentos producidos se pierde o se desperdicia. Según el Informe sobre el índice de desperdicio de alimentos 2021 del PNUMA, las personas en todo el mundo desperdician mil millones de toneladas de alimentos cada año, lo que representa entre el 8 y el 10 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Evite el desperdicio comprando solo lo que necesita.

Vístete de forma inteligente (climáticamente):

La industria de la moda representa entre el 8 y el 10 por ciento de las emisiones globales de carbono –más que todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados– y la “moda rápida” ha creado una cultura del descarte que hace que la ropa termine rápidamente en los vertederos.

Plantar árboles:

Cada año se destruyen aproximadamente 12 millones de hectáreas de bosque y esta deforestación, junto con la agricultura y otros cambios en el uso de la tierra, es responsable de aproximadamente el 25 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

Céntrese en inversiones respetuosas con el planeta:

Las personas también pueden impulsar el cambio a través de sus ahorros e inversiones eligiendo instituciones financieras que no inviertan en industrias contaminantes. #ActúaAhora Speak Up tiene una sección sobre dinero y también Count Us In.

Gases de efecto invernadero: por qué están en el centro

A veces nos quedamos con un sentimiento de obligación y no entendemos por qué existe esta exigencia constante de actuar ante el cambio climático. Lo primero que hay que tener en cuenta es que el aumento de los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera debido a las actividades humanas es uno de los principales impulsores del cambio climático, según la OMM (Organización Meteorológica Mundial) . Este aumento incide directamente en el aumento de las temperaturas medias no sólo en la atmósfera, sino también en los océanos y la tierra. Como consecuencia, se producen fenómenos meteorológicos más extremos, incluidas olas de calor sin precedentes, como las de los últimos veranos. Desde el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPPC), aconsejan:

“Los días extremadamente calurosos ocurren con más del doble de frecuencia que antes y son más cálidos que antes. Con cada aumento del calentamiento, se espera que estos fenómenos ocurran con mayor frecuencia y sean más graves”.

Y no se queda ahí, también afecta a las precipitaciones, cambiando o intensificando parámetros históricos, así como a otro tipo de amenazas como “frío, heladas, lluvias, inundaciones, sequía, nieve, viento, erosión costera y olas de calor oceánicas”. como señala IPPC.

Ya sea a través de acuerdos internacionales y marcos de políticas, como el Acuerdo de París, o de acciones individuales, lo que es seguro es que las acciones de mitigación son esenciales para limitar el alcance del cambio climático futuro y sus consecuencias adversas. . Al reducir las emisiones, podemos mitigar la intensidad y frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos, preservar la biodiversidad y proteger los ecosistemas vulnerables.

Los 3 grandes en gases de efecto invernadero (en 2021):

Qué es la adaptación climática

Mientras que la mitigación aborda la causa de la enfermedad e intenta prevenir sus síntomas, la adaptación se centra en encontrar maneras de hacer frente a estos efectos que ya están ocurriendo o que se espera que sucedan en el futuro. En otras palabras, “responde a los riesgos mientras construye resiliencia futura”, dice Dice Juan Pablo Hoffmaister, copresidente de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Debido a que los efectos del cambio climático impactan a las regiones de manera diferente, la adaptación debe tomar formas diferentes. Las estrategias de adaptación ofrecen soluciones prácticas para que las comunidades se adapten a las condiciones cambiantes. Esto implica ir más allá de las soluciones en términos científicos y exige agregar una capa de conocimiento y acción en los campos económico, social, cultural e incluso antropológico, entre otros.

Dentro de estas consideraciones, la capacidad económica se destaca como un factor fundamental que configura la vulnerabilidad, ya que la falta de recursos conduce a una respuesta más lenta o incluso inexistente. a los efectos del cambio climático. Además, los países con infraestructuras debilitadas o sistemas de salud ineficientes enfrentan un mayor riesgo para la población, lo que exacerba la desigualdad. Naciones Unidas da un ejemplo:

Si no se toman medidas de adaptación, el número de personas sin agua suficiente durante al menos un mes al año aumentará de los 3.600 millones actuales a más de 5.000 millones en 2050.

Para abordar esta situación, la financiación de las medidas de adaptación debe verse como una inversión futura y no como un gasto, ya que el Banco Mundial estima que una inversión de 1 dólar en infraestructura, en promedio, produce 4 dólares en beneficios.

Sistemas de Alerta Temprana, anticipándonos a los desastres

Los llamados Sistemas de Alerta Temprana también son indispensables cuando se habla de adaptación. Se trata de sistemas para observar, monitorear y predecir riesgos, evaluar el riesgo de desastres naturales y comunicar y preparar a la población antes de que ocurran. Aunque el acceso universal a sistemas de alerta temprana puede traer beneficios hasta 10 veces mayores que el costo inicial, lamentablemente muchos países aún no los cuentan. En África, el 60% de la población no tiene acceso a estos sistemas de alerta temprana, pero en Europa la cifra es del 38%, según el Estado Provisional del Clima Global 2022 elaborado por la OMM.

Acción popular a nivel local y regional

¿Significa todo esto que sólo los Estados pueden tomar medidas de adaptación y es puramente económico? La respuesta es no. Muchas comunidades locales de todo el mundo están encontrando ideas creativas y recuperando [icon2] conocimiento ancestral o vinculación con los procesos naturales del entorno para encontrar la adaptación deseada.

Por ejemplo, cambiar el tipo de cultivos adecuados para la sequía, construir plantas desalinizadoras para aumentar el acceso de las personas a agua potable, restaurar la vegetación costera para combatir la erosión o construir más espacios verdes en las zonas urbanas.

Cada vez hay más casos prácticos, y existen iniciativas como la Climate-ADAPT plataforma que muestra iniciativas que ya se están llevando a cabo en Europa para adaptarse al cambio climático y aumentar la resiliencia a fenómenos meteorológicos extremos y de evolución lenta.

La importancia de la combinación de adaptación y mitigación

Una vez conocidos los objetivos, los beneficios y las diferencias entre adaptación y mitigación, estas dos líneas de acción contra el cambio climático no deben verse como mutuamente excluyentes sino como estrategias complementarias que se refuerzan mutuamente. Centrarse únicamente en la mitigación sin considerar la adaptación dejaría a las comunidades mal preparadas para hacer frente a los impactos actuales y futuros del cambio climático. De manera similar, los esfuerzos de adaptación por sí solos no pueden impedir la continuación del cambio climático; sólo pueden aliviar sus efectos hasta cierto punto.

Al perseguir ambos, las sociedades pueden lograr un equilibrio entre minimizar el cambio climático futuro y gestionar sus impactos. La mitigación ayuda a crear un sistema climático más estable y reduce la gravedad de los eventos relacionados con el clima.

Al mismo tiempo, las estrategias de adaptación brindan a las comunidades formas reales de afrontar los obstáculos y prosperar incluso cuando las cosas cambian constantemente. Este doble enfoque nos permite salvaguardar el bienestar de las generaciones presentes y futuras.

Además de eso, sumarse a ambos enfoques presenta una oportunidad para fomentar la innovación, crear nuevos empleos verdes y promover el desarrollo económico sostenible. Invertir en fuentes de energía renovables, por ejemplo, no sólo reduce las emisiones sino que también estimula el crecimiento del empleo y mejora la seguridad energética y, como hemos visto, multiplica el retorno de la inversión.

Compromiso global e individual

En las últimas décadas se han alcanzado varios acuerdos internacionales entre Estados a través de la COP (Conferencia de las Partes), esta es la cumbre anual que celebra la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que reúne a 196 países más la Unión Europea. . Gracias a estos encuentros se han establecido medidas concretas de adaptación y mitigación, como la inversión de 100.000 millones de dólares para proyectos de financiación climática en países en desarrollo o el acuerdo global para limitar el aumento de la temperatura global por debajo de los 2ºC, respecto a la pre- nivel de la era industrial.

Del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023, el próximo COP28 se llevará a cabo en los Emiratos Árabes Unidos. Sobre la mesa hay temas tan cruciales como triplicar la capacidad renovable, duplicar la eficiencia energética para 2030 y aumentar la financiación climática. Mientras tanto, los ciudadanos seguirán enfrentando el cambio climático liderando acciones a nivel local y regional de manera proactiva. En ese sentido, algunas voces, especialmente de las generaciones más jóvenes, se están levantando para movilizar a sus representantes políticos y ofrecer acciones reales e inmediatas.

En general, participar no es una quimera. A nivel individual podemos incorporar nuevos hábitos que nos permitan mitigar el aumento del efecto invernadero. A nivel comunitario podemos unirnos para alcanzar nuevas soluciones que nos permitan adaptarnos a un presente y un futuro que coexisten y coexistirán con los efectos del cambio climático. Como dijo el activista medioambiental y premio Nobel Al Gore:

“Tenemos que estar a la altura de este desafío y tenemos que hacerlo ahora”.

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Autor: Mónica Catalán

Autor: Mónica Catalán

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Soy periodista especializada en la difusión de proyectos europeos. Mi objetivo es acercar la comunicación específica al gran público

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Inmedia Solutions

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Itxaso Ruiz
Tengo un doctorado en Ciencias de la Tierra y mi interés de investigación se centra en la gestión sostenible de la tierra en áreas rurales abordando la degr ...

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BC3 Basque Centre for Climate Change

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